También es aconsejable demostrar afecto de una forma sincera; es la única manera en que lograremos ser considerados por nuestro amigo en potencia. Es un hecho, casi un karma, que aquellos que no demuestran preocupación por quienes estiman recibirán lo mismo de vuelta.
El afecto sólo crece demostrándolo. A la hora de conversar, de entablar una tertulia, conviene ponerse en el lugar del otro, escucharlo, dejar que se explaye. Ver las cosas desde su punto de vista y del propio, hará que se nos tenga como gente conciliadora, tolerante y abierta a ideas.
Otra recomendación muy valorada es tan simple que da risa: sonreír; pocas cosas pueden servir tanto para hacer amigos que un rostro que transmite alegría.
Es importante también recordar los nombres de quienes recién hemos conocido; olvidarlos es como decirles “no me interesa nada de ti ni de lo que digas”. Siempre se puede hacer amigos Siguiendo con esta pequeña guía para hacer amigos, conviene hacer hincapié en que un buen oyente, una persona que se da el tiempo para escuchar con paciencia, sin interrumpir a quien le habla, sube en la escala de los buenos amigos ¿Por qué?, simple: en general, la gente se preocupa más por sus propios problemas que por los de los otros.
Esto nos lleva directo a otra sugerencia: centrarnos en temas de conversación que sean interesantes para las personas con las que estamos hablando, sin excedernos ni aburrir, lo que excluye hablar sólo de nosotros, juzgar o ser tercos en exceso, en especial cuando somos parte de una discusión. Como se puede ver, ninguna de las sugerencias que os hemos contado es difícil de llevar a cabo. Lo único que hace falta es la disposición y las ganas de conocer personas y hacer amigos. En cualquier caso, si no llegasen a funcionar, siempre estará la opción de las agencias. Ellas, sin duda, darán una ayuda efectiva a quienes la busquen.
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