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La idea sobre la cual está organizado el recorrido implica una discusión sobre la noción de frontera: la frontera donde se habla y se escribe una lengua no siempre coincide con la frontera geográfica o institucional de un país.

Así lo precisó Horacio González, sociólogo y director de la Biblioteca Nacional a la hora de abrir la muestra: "El Gran Chaco argentino excede las fronteras de nuestro país y se abre al Paraguay, a Bolivia y al sur de Brasil".


En las antípodas de una concepción del territorio fundado en la expropiación y desplazamiento de los pueblos indígenas, la figura rectora de "Chacu..." es la de la inclusión de ese inmaterial, la lengua, que encuentra en el flamante museo un lugar de exposición y despliegue.

En el Gran Chaco se hablan alrededor de 32 lenguas, y del territorio argentino pueden destacarse las provincias de Formosa, Chaco, Salta, Santa Fe y Santiago del Estero, donde en la actualidad se concentra la mayor cantidad de pueblos originarios.

Es más: ahí residen nueve de esos pueblos -verdaderas reservas etnográficas y lingüísticas- que empiezan, ahora, también, a ser escuchadas: mocoví, pilagá, qom, nivaclé, wichí, vilela, tapiete y ava-guaraní.

Frente a un auditorio colmado, la directora del Museo, María Pía López, socióloga y docente, agradeció la colaboración de la BN en la materialización del proyecto, y sobre todo, la de los expertos y los representantes de los pueblos indígenas.

La mesa inaugural se completaba, justamente, con dos miembros que difícilmente se hubieran visto en un lugar público, abierto y desprejuiciado: Juan Chico, en representación del pueblo Qom, y Delfín García, en representación de los Pilagá. Ambos con gesto adusto, y reconcentrados en los discursos.

"Tierras y lenguas: Situación de los pueblos indígenas en Argentina", rezaba la invitación, de la que también participaron Lucía Golluscio y José Braunstein, en el auditorio David Viñas del Museo.

La titular de ese instituto nombró a una serie de expertos en lenguas indígenas, antropólogos y arqueólogos de un proyecto que -pensado desde hace unos años- recién puede ver la luz gracias al apoyo no sólo de la BN sino también de las políticas de fomento a estas actividades motorizadas por el gobierno nacional.

"En esta muestra se intenta pensar al Gran Chaco argentino en su heterogeneidad, donde se muestra el hábitat de un conjunto de pueblos cuya cercanía es tanta como su diferencia", dijo López.

"Y no basta eso para revertir la situación en la que estos pueblos (y sus lenguas) se encuentran, tampoco para disminuir el daño sufrido por sus habitantes a lo largo de su historia".

Pero sí "aspiramos a reconocer la multiplicidad cultural y lingüística que constituye el territorio nacional. En principio, las nueve lenguas que se hablan en nuestro país", agregó.

Sin embargo, González recordó que un museo o una biblioteca "son dispositivos que entran en diálogo con el gobierno, pero discuten con el gobierno y hasta se enfrentan con el gobierno".

"La función del Estado no es la del lingüista o la del antropólogo amateur, como soy yo", bromeó. "Se trata de abrir espacios de intercambio e integrar una parte de la historia, de sus poblaciones y sus técnicas, para continuar investigando esa pregunta sin respuesta: ¿qué es el lenguaje?".

"La discusión sobre el origen del lenguaje es un clásico. Piénsese en la mímesis, la imitación de los primeros hombres del canto de los pájaros...

"¿Cuánto tiempo pasó para que llegara el más grande antropólogo del siglo XX, Claude Lévi-Strauss, para organizar ese magma en estructuras, diferenciando fonemas, sonidos y sentidos?", se preguntó González, que antes de terminar, remarcó la importancia de los mapas imaginarios y de los mapas lingüísticos, siempre distintos de los mapas institucionales.

A Juan Chico le tocó seguir el coloquio, y con una sonrisa, manifestó la complejidad de lo que había escuchado, y aseguró que lo suyo "era más simple, lo simple que puede ser una reivindicación de un derecho, cuidar nuestro modo de vida, nuestro espacio y nuestra lengua".

Nada simple, por cierto. De inmediato, invitó a los presentes a explorar "ese territorio que ahora está a la vista de todos, y que si no fuera por estas iniciativas, probablemente hubiéramos perdido". Sus palabras despertaron aplausos espontáneos.

Si la condición de posibilidad del pensar está en el hablar, es necesario considerar a "Chacu..." como una iniciativa pionera en rescatar no sólo cosmovisiones y modos de entender el universo sino también una manera de salvar a pueblos enteros. El Museo del Libro y de la Lengua llegó también para rescatar ese patrimonio. 

Fuente: Télam.
 
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