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En forma simplificada, Einstein proponía que el espacio-tiempo era un entramado entre estas dos variables donde se desarrollaban los eventos del espacio. Para graficarlo, habría que pensar al espacio-tiempo como un pañuelo estirado, y que objetos o eventos de determinada masa o magnitud pueden formar pliegues y acercar objetos ubicados en puntos distantes de esta tela. Una masa importante tiene el mismo efecto en el espacio-tiempo como apretar con el dedo en el centro del pañuelo, hundir esa zona y que los extremos se
acerquen entre sí. 

La física cordobesa Gabriela González define a las ondas gravitacionales como “arrugas en el espacio-tiempo producidas por masas muy grandes, como estrellas que se fusionan, y emiten energía en forma de ondas gravitacionales”. En 1992, González empezó a estudiar este fenómeno astrofísico y ya no lo pudo dejar. Casi 20 años después fue electa como la vocera de la Colaboración Científica del Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferómetro Láser (LIGO, por sus siglas en inglés), el proyecto más importante en el mundo en esta materia. En una elección democrática, los casi 800 investigadores que forman parte de este consorcio internacional la designaron como responsable del proyecto. 

Tras finalizar la primera etapa de LIGO, González ahora está coordinando la segunda, donde detectores más avanzados remplazarán a los anteriores para poder recibir información desde distancias diez veces mayores. Con estos nuevos detectores, llamados interferómetros, van a poder analizar lo que ocurre a la friolera de 450 millones de años luz. 

–¿Se sabe qué origina las ondas gravitacionales? 
–Se sabe que existen estas ondas, pero no se han podido detectar directamente. Lo que sí se conoce es que se producen cuando las masas no son esféricas y están aceleradas. Al moverme, yo también estoy creándolas, pero para que sean detectables tienen que ser producidas por masas muy grandes como la de dos estrellas chocando entre ellas. El modelo clásico en el que uno piensa es el sistema binario de estrellas, es decir dos estrellas que giran en torno a un eje. Newton proponía que giraban porque estaban aceleradas. Al hacerlo, producen ondas gravitacionales, pierden energía y las estrellas se terminan acercando hasta que finalmente coalescen, es decir, se fusionan. En el caso que sean estrellas de neutrones (ver aparte), al chocar formarían un agujero negro.

–¿Estudiarlas ayudaría a comprender mejor la dinámica del universo, cómo se forman y desaparecen cuerpos y agujeros negros?
–Algunos científicos dicen que entender mejor este fenómeno es una comprobación de la teoría de la relatividad de Einstein, que los predijo. Aunque creo que la teoría de Einstein no necesita más comprobaciones. Midiendo estas ondas podemos aprender las propiedades de estos sistemas. 

Podemos saber, por ejemplo, qué masa tienen estas estrellas de neutrones, cómo están formadas o cuántos de estos sistemas hay. Pero para mí, lo que es más excitante es que no solamente las estrellas de neutrones producirían estas ondas gravitacionales, sino que las más fuertes serían producidas por agujeros negros que chocan y coalescen. Agujeros negros del tamaño que nosotros estamos buscando no se sabe si existen, dónde están o cuántos hay. Es toda una manera nueva de hacer astronomía, y tenemos la esperanza de poder entender mejor el Universo.  

–¿Observar y comprender estos fenómenos puede traducirse a innovaciones a nivel tecnológico?
–En el momento que dos agujeros negros chocan y forman uno más grande, las fuerzas gravitatorias y la estructura del espacio-tiempo son muy complejas. Hay pocas teorías y solamente algunas simulaciones numéricas. Con LIGO nosotros podremos estar viendo eso en tiempo real, entender la estructura del espacio–tiempo en esas circunstancias, y esto abriría la posibilidad de, con el tiempo, generar tecnología que nos permita cambiar el espacio-tiempo.

–¿Con qué objetivo fue creado LIGO?
–El concepto de ondas gravitacionales que predijo Einstein es muy revolucionario en la ciencia porque propone que las masas no se mueven por fuerzas que ejercen entre ellas, sino que lo hacen porque el espacio-tiempo donde viven cambia. Para detectarlas, a principios de los ’70 se comenzaron a diseñar interferómetros, que son dispositivos muy sensibles para medir distancias y en los ’90 el gobierno de Estados Unidos decidió poner dinero para construir las instalaciones para LIGO. Todavía se están construyendo y mi predicción es que las detecciones van a comenzar para el año 2016.

–Además de los dos detectores que tienen en Estados Unidos, ¿el proyecto LIGO se va a ampliar?

–Estamos construyendo nuevos interferómetros con mayor sensibilidad para sustituir los anteriores y creemos que van a comenzar a operar en 2015. En Estados Unidos hay dos observatorios, uno en el estado de Louisiana y otro en el estado de Washington, y la idea es que estén alejados de manera de confirmar la detección de estas ondas gravitacionales. Pero teniendo otros detectores se podrían triangular las señales que se detectan y saber de que parte del universo se originan. En el observatorio que está en el estado de Washington hay dos detectores y se estaba considerando mudar uno de estos detectores a India.

–¿Argentina va a participar en este proyecto?
–Creo que está en excelentes condiciones. Nos reunimos dos veces al año para estudiar estas solicitudes de participación. En la última reunión, en septiembre, estuvieron Mario Garavaglia, de la Universidad Nacional de La Plata, y Carlos Kozameh, de la Universidad Nacional de Córdoba, y estamos en contacto para que se produzca la solicitud. Yo creo que va a andar todo muy bien porque la promesa de tener en la Argentina un grupo, sobre todo grupos experimentales que hay muy pocos, es muy bueno. 

–Cuando comiencen las detecciones, ¿qué esperan descubrir?
–La expectativa más segura es la coalescencia de estrellas de neutrones, que originan agujeros negros. En lo personal, me gustaría descubrir agujeros negros chocando. Es en ese momento que el espacio-tiempo está más deformado y verlo es un sueño. También esperamos ver señales del origen del Universo, pero las probabilidades son mucho menores. 
 
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